Imagina que tus emociones son como el clima. A veces, hay un sol radiante, pero otras veces, se desata una tormenta de categoría 5 en tu interior. Las conductas autolíticas, también conocidas como parasuicidio, son acciones que una persona realiza para hacerse daño a sí misma, pero sin la intención de morir. Es como gritar en medio de la tormenta, no para que el trueno se detenga, sino para sentir algo diferente al estruendo ensordecedor.
Estos comportamientos son mucho más comunes de lo que se piensa, especialmente en personas con un diagnóstico de Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), donde se estima que entre el 70% y el 75% tienen un historial de al menos un acto autolesivo. Van desde rasguños o quemaduras hasta acciones que requieren atención médica. Pero, y esto es crucial, no debemos confundirlo con un "gesto manipulador".
Ese término es peyorativo y no capta la complejidad del dolor que hay detrás. Más bien, es una solución desadaptativa a un problema que se siente insoportable.
¿Te has preguntado alguna vez por qué alguien llegaría a ese punto?
¡Excelente pregunta! Vamos a explorar las causas.
¿Por Qué Duele Tanto?
Para entender por qué ocurren estas conductas, necesitamos ponernos nuestras gafas de detective y mirar dos pistas clave: la biología y el ambiente. La Terapia Dialéctico-Conductual (DBT), desarrollada por Marsha Linehan, nos ofrece una teoría muy útil: la teoría biosocial. Esta teoría sugiere que el TLP y las conductas autolíticas son el resultado de la transacción a lo largo del tiempo entre:
1. Una alta vulnerabilidad emocional: Esto significa nacer con un "termostato" emocional muy sensible. Las emociones se sienten con una intensidad extrema, la reacción es muy rápida y se tarda mucho en volver a la calma. Imagina ser como un paciente con quemaduras de tercer grado, pero en el plano emocional: el más mínimo roce puede causar un dolor inmenso.
2. Un ambiente invalidante: Este es un entorno que, de manera persistente, no valida o incluso castiga las experiencias emocionales de la persona. Frases como "no es para tanto", "deja de llorar" o "podrías controlarte si quisieras" son ejemplos de invalidación. Este ambiente no enseña a la persona a nombrar, regular o confiar en sus propias emociones.
¿Qué pasa cuando juntas una vulnerabilidad emocional extrema con un ambiente que te dice constantemente que lo que sientes está mal?
Se crea una tormenta perfecta. La persona no aprende a manejar sus emociones y, a menudo, la única forma de que su entorno reaccione y valide su dolor es a través de una expresión emocional extrema, como una conducta autolítica.
Desde la perspectiva de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), el problema central es el Trastorno de Evitación Experiencial (TEE). Esto ocurre cuando una persona no está dispuesta a contactar con sus experiencias privadas (pensamientos, recuerdos, sensaciones) y se comporta deliberadamente para alterar la forma o la frecuencia de estas experiencias, incluso cuando hacerlo le causa un daño mayor a largo plazo. La autolesión se convierte entonces en una estrategia de escape de un dolor emocional que se siente intolerable.
¡Aquí vienen las buenas noticias! Así como hay explicaciones para este sufrimiento, también hay caminos claros y efectivos para sanar. ¡No estamos a la deriva! La psicología ha desarrollado herramientas maravillosas para aprender a navegar estas tormentas.
Terapia Dialéctico-Conductual (DBT)
Esta terapia es como aprender a surfear. No puedes detener las olas (las emociones intensas), pero puedes aprender a mantener el equilibrio sobre ellas. La "dialéctica" fundamental en DBT es el equilibrio entre la aceptación (aceptarte radicalmente tal y como eres en este momento) y el cambio (la necesidad de aprender nuevas formas de actuar para construir una vida que valga la pena vivir).
La DBT se enfoca en enseñar habilidades prácticas en cuatro áreas clave:
Mindfulness (Atención Plena): Aprender a observar tus pensamientos y sentimientos sin juzgarlos y sin reaccionar automáticamente a ellos.
Tolerancia al Malestar: Habilidades para sobrevivir a las crisis sin empeorar las cosas.
Regulación Emocional: Entender y reducir la vulnerabilidad a las emociones dolorosas.
Efectividad Interpersonal: Aprender a pedir lo que necesitas y a decir no, manteniendo el respeto por ti mismo y por los demás.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT).
La ACT nos invita a una revolución: ¿y si dejamos de luchar contra nuestros pensamientos y sentimientos dolorosos?.
Esta terapia se centra en dos grandes procesos:
1. Aceptación: Abrirle espacio a las experiencias privadas dolorosas, sin intentar controlarlas o eliminarlas. No se trata de resignarse, sino de dejar de librar una guerra interna que no se puede ganar.
2. Compromiso: Identificar lo que es verdaderamente importante para ti (tus **valores**) y comprometerte a realizar acciones que te acerquen a esa vida valiosa, incluso en presencia del dolor.
Análisis Funcional de la Conducta
Tanto DBT como ACT y otras terapias cognitivo-conductuales se basan en un principio fundamental: el "análisis funcional". En lugar de juzgar la conducta autolítica como "mala" o "manipuladora", nos preguntamos: **¿qué función cumple?**. ¿Sirve para reducir una emoción abrumadora? ¿Para comunicar un dolor que no se puede poner en palabras? ¿Para sentir algo cuando uno se siente vacío?
Al entender la *función*, podemos encontrar formas más saludables y efectivas de cumplir esa misma necesidad.
Entonces, ¿Qué Podemos Hacer ante estas conductas autolesivas? 💡
Entender todo esto es un gran paso, pero la verdadera magia ocurre cuando lo ponemos en práctica. Aquí te dejo algunas ideas inspiradas en estas terapias para que empieces a explorar:
Practica la Observación sin Juicio: Intenta por un minuto observar tus pensamientos como si fueran nubes en el cielo. Vienen y van. No eres tus pensamientos. Eres el cielo que los observa. Este es un primer paso en Mindfulness.
Conecta con tus Valores: Pregúntate, si el dolor no fuera un obstáculo, ¿qué tipo de persona querrías ser? ¿Qué es lo que realmente te importa en la vida? Escribir sobre esto puede ser un poderoso primer paso para conectar con tus valores, un pilar de la ACT.
Sé un Detective de tus Emociones: La próxima vez que sientas una emoción intensa, intenta preguntarte con curiosidad: ¿Qué pasó justo antes? ¿Qué hice después? ¿Cómo me sentí? Este es el comienzo de un análisis funcional y te ayuda a ver patrones.
Recuerda, este es un camino. No se trata de llegar a un destino donde nunca más haya dolor, sino de aprender a caminar con él, construyendo una vida rica y significativa.
¡Y eso es todo por hoy, explorador! Hemos navegado por aguas profundas, pero espero que te lleves una brújula más clara. El sufrimiento es parte de la experiencia humana, pero no tiene por qué definirnos. El cambio es posible, y el primer paso, el más valiente de todos, es pedir ayuda.